la calle
es dura
los días
largos
el frío
muerde
el calor
agota
pero...
¡aún queda
esperanza!
Es necesario acercarse a la realidad cotidiana de quién padece la calle con ganas de ver más allá de las ideas preconcebidas para descubrir la diversidad que se esconde tras las etiquetas.
Los caminos que han seguido las personas sin hogar para llegar a la situación en la que se encuentran son muy dispares y vivir en la calle es a la vez una consecuencia y una causa de la exclusión social. No se trata sólo de no tener un lugar dónde dormir. Vivir sin hogar supone no disponer de un espacio donde guardar las pertinencias, dónde desarrollar las relaciones personales e íntimas, donde descansar con cierta sensación de seguridad. Es vivir con una sensación constante de provisionalidad, sin generar relaciones sociales estables, sin apenas rutinas, sin dirección y con muy pocas posibilidades de reconstruir una red de apoyo y solidaridad.
Todas estas circunstancias son las que degeneran la integridad física, social, personal y familiar de las personas que viven en la calle. Es ahí donde se encuentra nuestro principal trabajo, el de ayudar al resurgimiento de vida de estas personas.
En las sociedades desarrolladas como la española el problema de las personas en situación de carencia de hogar representan la situación más grave y el rostro más sufriente de la exclusión social. Las cifras que aportan las instituciones que trabajan en la atención a las personas sin hogar hablan de alrededor de 35.000 personas.
Esta realidad no es ajena a nuestra ciudad de Torrejón de Ardoz. Desde hace años conocemos a muchas personas que atendemos en nuestro “Comedor Solidario” que viven en situación de carencia de hogar.
La calle es muy dura, los días muy largos, el frío muerde los ánimos y el calor los agota. Muchas personas de nuestro colectivo sólo tienen esto: la calle. Hay situaciones que se llegan a vivir como intolerables, desde el amor y la justicia.
Donde el pan se comparte, el corazón se multiplica
Pero no servimos números, acogemos nombres
Es necesario acercarse a la realidad cotidiana de quién padece la calle con ganas de ver más allá de las ideas preconcebidas para descubrir la diversidad que se esconde tras las etiquetas.
Los caminos que han seguido las personas sin hogar para llegar a la situación en la que se encuentran son muy dispares y vivir en la calle es a la vez una consecuencia y una causa de la exclusión social. No se trata sólo de no tener un lugar dónde dormir. Vivir sin hogar supone no disponer de un espacio donde guardar las pertinencias, dónde desarrollar las relaciones personales e íntimas, donde descansar con cierta sensación de seguridad. Es vivir con una sensación constante de provisionalidad, sin generar relaciones sociales estables, sin apenas rutinas, sin dirección y con muy pocas posibilidades de reconstruir una red de apoyo y solidaridad.
Todas estas circunstancias son las que degeneran la integridad física, social, personal y familiar de las personas que viven en la calle. Es ahí donde se encuentra nuestro principal trabajo, el de ayudar al resurgimiento de vida de estas personas.
En las sociedades desarrolladas como la española el problema de las personas en situación de carencia de hogar representan la situación más grave y el rostro más sufriente de la exclusión social. Las cifras que aportan las instituciones que trabajan en la atención a las personas sin hogar hablan de alrededor de 35.000 personas.
Esta realidad no es ajena a nuestra ciudad de Torrejón de Ardoz. Desde hace años conocemos a muchas personas que atendemos en nuestro “Comedor Solidario” que viven en situación de carencia de hogar.
La calle es muy dura, los días muy largos, el frío muerde los ánimos y el calor los agota. Muchas personas de nuestro colectivo sólo tienen esto: la calle. Hay situaciones que se llegan a vivir como intolerables, desde el amor y la justicia.
Donde el pan se comparte, el corazón se multiplica
Pero no servimos números, acogemos nombres
Asociación
Comedor Solidario de
Torrejón © 2025
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